Servizio "MARCOPOLO" Febbraio/Marzo 2013
Servizio " CHI " di aprile 2012 a cura di Roberto Allegri
Guinnes dei primati 1984
Da il guinnes dei primati (inserito dall'edizione 1984 al 2002)
L'osteria più antica è l'Enoteca "al Brindisi",di Ferrara,in origine "Hostaria del Chiuchiolino".La prima documentazione scritta risale al 1435,anno in cui l'osteria era già famosa.Tra i personoggi illustri che la frequentarono figurano:Benvenuto Cellini,Tiziano Vecellio,Ludovico Ariosto, Torquato Tasso...
Nel XV secolo esisteva l'antica Hostaria del Ciuchiolino(da ciuc=ubriaco)ove i buongustai si recavano a bere in barca,trovandosiil luogo in una piccola insenatura o "gorgo" creato dallo scolo dell'acqua piovana:da qui l'antico nome di Via Gorgadello.
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Nel XV secolo esisteva l'antica Hostaria del Ciuchiolino(da ciuc=ubriaco)ove i buongustai si recavano a bere in barca,trovandosiil luogo in una piccola insenatura o "gorgo" creato dallo scolo dell'acqua piovana:da qui l'antico nome di Via Gorgadello.
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ferrara_und_die_familie_este.pdf | |
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Cucina e Folclore Ferrarese
Edizioni Ferraria libro 1985
El portal de viajes de ELMUNDO.es
.La 'osteria' más antigua del mundo Con referencias de 1435 y hueco en el Libro Guinness, la taberna Al Brindisi de Ferrara, al norte de Italia, permite colarse en los tiempos del astrónomo Copérnico, cliente habitual, y en la contundente gastronomía local. Estos días, además, se llena con el carnaval renacentista de la ciudad.
Isabel García Italia
Actualizado Jueves, 7 de febrero de 2013 - 19:15h.
Primero se llamó «Osteria del Chiucchiolino». O aquel lugar sólo apto para quienes demostraran, con mucha mucha frecuencia, su alta capacidad etílica. Y es que el término italiano chiucchiolino viene de chiù, sinónimo de ciucco, que no es otra cosa que borracho. Y ése es el apelativo que lucía, ya en el siglo XV, la osteria (o taberna) más antigua del mundo que se ha mantenido siempre abierta. Cuenta con referencias escritas de 1435.
Hoy, las buenas maneras han impuesto otro nombre más políticamente correcto: Al brindisi (brindis), pero la ubicación sigue siendo la misma: un céntrico callejón a dos pasos de la catedral de Ferrara, capital de la provincia homónima, al norte de Italia, y sede estos días de un famoso carnaval renacentista que recrea los tiempos del duque Ercole I d'Este con malabarismos de fuego, danzas y pantagruélicos banquetes igualitos a los del siglo XV. Eso sí, entonces se llegaba en barca al local y, ahora, basta la bici, símbolo de la ciudad.
Volviendo a lo de la «osteria más antigua», lo dice el Libro Guinness. Eso no quita para que salten voces diciendo que la suya es más arcaica. Sin ir más lejos, la taberna Botín madrileña. Pero ésta no tuvo encima al astrónomo polaco Copérnico, que estudió en la Universidad de Ferrara porque era más barata que la de Bolonia, según las malas lenguas. Vivía en el piso superior de la osteria y, por tanto, era más que asiduo. En 1973, con motivo del quinto centenario de su nacimiento, un paisano suyo, el que luego fuera el Papa Juan Pablo II, recalaría en ella. Seguramente probaría especialidades como la salama da sugo, estrella de la charcutería porcina italiana, acompañada del pan ferrarés (llamado coppia, pareja, porque se parte en dos) y cappellacci, pasta rellena de calabaza.
El comensal, con su pergamino correspondiente con la historia del local a modo de mantel, puede elegir entre seis menús a partir de 13 euros. Desde el del Día (con pastel de macarrones) al Tradicional, el Viajero (pruebe de postre el pampapato, una especie de brownie a la italiana), el Vegetariano o el Pastor, con su tabla de quesos locales. Falta uno: el de los Grandes Vinos. Éste cuesta 50 euros. Y es que Al brindisi es osteria, pero también enoteca. Y se nota en la bodega con 30.000 variedades de caldos que custodia la familia Pellegrini, dueña y señora del lugar desde los años 50.
La mayoría de esas botellas reposan a la vista, apelotonadas en las paredes. Además, Federico, sumiller, músico y culpable de todo lo que se cuece allí dentro, organiza catas. Y conciertos, exposiciones, tertulias... Por eso, verá trompetas a diestro y siniestro y hasta una muestra de cacerolas. Eso sí, de la cocina se encarga la mamma Maurizia. Nota: visto lo visto, ni se le ocurra pedir cerveza. No hay. Y el camarero le mirará fatal.
| Más información. Al brindisi. Via degli Adelardi, 11, Ferrara, Italia. Y en la web de Turismo de Ferrara, disponible en español.
Isabel García Italia
Actualizado Jueves, 7 de febrero de 2013 - 19:15h.
Primero se llamó «Osteria del Chiucchiolino». O aquel lugar sólo apto para quienes demostraran, con mucha mucha frecuencia, su alta capacidad etílica. Y es que el término italiano chiucchiolino viene de chiù, sinónimo de ciucco, que no es otra cosa que borracho. Y ése es el apelativo que lucía, ya en el siglo XV, la osteria (o taberna) más antigua del mundo que se ha mantenido siempre abierta. Cuenta con referencias escritas de 1435.
Hoy, las buenas maneras han impuesto otro nombre más políticamente correcto: Al brindisi (brindis), pero la ubicación sigue siendo la misma: un céntrico callejón a dos pasos de la catedral de Ferrara, capital de la provincia homónima, al norte de Italia, y sede estos días de un famoso carnaval renacentista que recrea los tiempos del duque Ercole I d'Este con malabarismos de fuego, danzas y pantagruélicos banquetes igualitos a los del siglo XV. Eso sí, entonces se llegaba en barca al local y, ahora, basta la bici, símbolo de la ciudad.
Volviendo a lo de la «osteria más antigua», lo dice el Libro Guinness. Eso no quita para que salten voces diciendo que la suya es más arcaica. Sin ir más lejos, la taberna Botín madrileña. Pero ésta no tuvo encima al astrónomo polaco Copérnico, que estudió en la Universidad de Ferrara porque era más barata que la de Bolonia, según las malas lenguas. Vivía en el piso superior de la osteria y, por tanto, era más que asiduo. En 1973, con motivo del quinto centenario de su nacimiento, un paisano suyo, el que luego fuera el Papa Juan Pablo II, recalaría en ella. Seguramente probaría especialidades como la salama da sugo, estrella de la charcutería porcina italiana, acompañada del pan ferrarés (llamado coppia, pareja, porque se parte en dos) y cappellacci, pasta rellena de calabaza.
El comensal, con su pergamino correspondiente con la historia del local a modo de mantel, puede elegir entre seis menús a partir de 13 euros. Desde el del Día (con pastel de macarrones) al Tradicional, el Viajero (pruebe de postre el pampapato, una especie de brownie a la italiana), el Vegetariano o el Pastor, con su tabla de quesos locales. Falta uno: el de los Grandes Vinos. Éste cuesta 50 euros. Y es que Al brindisi es osteria, pero también enoteca. Y se nota en la bodega con 30.000 variedades de caldos que custodia la familia Pellegrini, dueña y señora del lugar desde los años 50.
La mayoría de esas botellas reposan a la vista, apelotonadas en las paredes. Además, Federico, sumiller, músico y culpable de todo lo que se cuece allí dentro, organiza catas. Y conciertos, exposiciones, tertulias... Por eso, verá trompetas a diestro y siniestro y hasta una muestra de cacerolas. Eso sí, de la cocina se encarga la mamma Maurizia. Nota: visto lo visto, ni se le ocurra pedir cerveza. No hay. Y el camarero le mirará fatal.
| Más información. Al brindisi. Via degli Adelardi, 11, Ferrara, Italia. Y en la web de Turismo de Ferrara, disponible en español.
Osterie d'Italia
Inserito dall'Edizione 1991all'Edizione 2001
...a pagina 394 edizione 2001.
...a pagina 394 edizione 2001.
Verde oggi-dalla terra alla tavola-
http://espresso.repubblica.it/ ESPRESSO Blog mercoledì, 22 settembre 2010 Al Brindisi - Ferrara Ferrara, splendida città dove arte e storia si prendono per mano e strizzano l'occhiolino al turista, offrendogli l'esclusiva opportunità di apprezzare scenari davvero mozzafiato e di grande valore. Il motivo della nostra visita è stato gastronomico, tuttavia è impossibile restare indifferenti dinnanzi ai palazzi, viali e monumenti di questa città, situata a poca distanza dal Grande Fiume. A Ferrara, oltre a quanto descritto, si trova la più antica osteria del mondo, all'insegna “Al Brindisi”. Lasciata alle spalle la maestosa cattedrale e imboccando a piedi un vicolo stretto si raggiunge questo storico locale. L'osteria, infatti, esisteva già nel 1435, quando si chiamava "Hostaria del Chiuchiolino". Nel '400 si arrivava al locale in barca dall'attuale via degli Adelardi, all'epoca via del Gorgadello e vicina a una piccola insenatura che ne favoriva l'approdo. Oggi è meta di tanti avventori, del luogo e non. Da evidenziare, come eloquentemente riportato nel loro sito, che il Brindisi è stato insignito del titolo di Locale Storico d'Italia: lomerita davvero. Le atmosfere che si “assaggiano” all'interno sono paragonabili unicamente alla qualità dei vini proposti. Proprio optando per un vino sfuso si possono degustare delle autentiche “chicche” – soprattutto – vini locali poco noti. La varietà enologica è proprio una delle caratteristiche del locale. Oltre ad un buon bicchiere è possibile gustare ottime portate e spuntini, che comprendono diverse ricette della tradizione culinaria ferrarese. È, in buona sostanza, un locale dove si mangia in modo “snello” ma curato in un contesto unico nel suo genere. Abbiamo scelto un antipasto di salumi misti con il tipico pane ferrarese (tra i migliori), i ghiotti cappellacci al burro e salvia (succulenti anche nella versione al ragù), e l'immancabile salamina da sugo annaffiata con vino del Bosco Eliceo. In verità il locale propone diversi tipi di menu a degustazione in grado di soddisfare tutti i palati e le tasche. Chi apprezza il cibo e la cultura è “obbligato” a far tappa al Brindisi. Esperienza originale, quasi un viaggio nel passato. Del resto chi l'ha detto che la macchina del tempo non esiste?
Stefano Buso-giornalista Freelance international press
direttore Laboratorio comunicazione AIGS-Redattore taccuini storici-
Il Golosario di Paolo Massobrio
Fodors 2009
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Touring Club 2009
Touring club italiano 2009
Gambero Rosso
Rover the Top 2000
Da Wikipedia, l'enciclopedia libera.
Osteria
L'osteria è un esercizio pubblico nel quale si serve prevalentemente vino e, in alcuni casi, cibi e spuntini........
.....La più antica osteria [modifica] A Ferrara, a lato del Duomo, v’è quella che è documentata (fin dal 1435) come la più antica osteria del Rinascimento e, forse, del mondo.
Già nel ‘400 esisteva l'Hostaria del Chiucchiolino e, uscendo o evitando la porta della chiesa, ci si infilava nel viottolo adiacente (ora via degli Adelardi 11) per assaggiare del buon vino a bordo di una barca; l'osteria si trovava - infatti - in una piccola insenatura formata dall’acqua piovana.
Si racconta che molti ospiti illustri abbiano frequentato questo locale.
Tra loro: lo scultore Benvenuto Cellini, i poeti Ludovico Ariosto e Torquato Tasso, l’astronomo Niccolò Copernico che visse e studiò proprio sopra l’osteria.
Nel 1973, il Cardinale Stefan Wyszyński, Primate della Polonia e Karol Wojtyła, che lo accompagnava, furono a Ferrara in occasione del V centenario della nascita dell'astronomo e, per visitare l’abitazione dell’illustre connazionale, dovettero attraversare l'interno dell'Enoteca al Brindisi, come ora si chiama l'osteria più antica del mondo (tuttora in attività).
.....La più antica osteria [modifica] A Ferrara, a lato del Duomo, v’è quella che è documentata (fin dal 1435) come la più antica osteria del Rinascimento e, forse, del mondo.
Già nel ‘400 esisteva l'Hostaria del Chiucchiolino e, uscendo o evitando la porta della chiesa, ci si infilava nel viottolo adiacente (ora via degli Adelardi 11) per assaggiare del buon vino a bordo di una barca; l'osteria si trovava - infatti - in una piccola insenatura formata dall’acqua piovana.
Si racconta che molti ospiti illustri abbiano frequentato questo locale.
Tra loro: lo scultore Benvenuto Cellini, i poeti Ludovico Ariosto e Torquato Tasso, l’astronomo Niccolò Copernico che visse e studiò proprio sopra l’osteria.
Nel 1973, il Cardinale Stefan Wyszyński, Primate della Polonia e Karol Wojtyła, che lo accompagnava, furono a Ferrara in occasione del V centenario della nascita dell'astronomo e, per visitare l’abitazione dell’illustre connazionale, dovettero attraversare l'interno dell'Enoteca al Brindisi, come ora si chiama l'osteria più antica del mondo (tuttora in attività).
Cadogan guide
Globus Reis Gids:Guida Belga In fiammingho...
Baedeker guide, versione polacca
Rough Guide-Česká Republika-Slovenská Republika
Polyglott -Doich-
Lonley Planet-Spain-
Michelin -Spain-
Michelin-Voyager pratique-
Le Guide du Rutard
.Inserito attualmente...a pagina 526 dell'edizione 2007
Petite Futè
Pagina 386 edizione 2009/10.
Anna-
Herald Tribune...
The Mainichi news express
....all'Epoca dell'articolo(1986). il Giapponese Mainichi era il giornale ,con tiratura quotidiana di 18 milioni di copie,più venduto al mondo......
The mainichi news Express
...nella foto dell'articolo a destra, mio Babbo ,Moreno Pellegrini....
La Gola In tasca
Edizione 2006 Pag 850
Gustamodena
dove Vuoi mangiare oggi?
Forum recensioni locali
Visitato il 25-04-2008 dall'utente: [Gio'] (2 commenti) Approffittando della giornata di festa e dello splendido sole, io e la mia morosa abbiamo deciso di passare questo 25 aprile con la più classica delle gite fuori porta: città d’arte!
Non avendo voglia nè di svegliarci troppo presto, né di fare troppi chilometri la scelta è ricaduta su Ferrara, la splendida capitale degli Estense, seconda in bellezza tra le città del Ducato solo a Modena…(scusate ma il mio campanilismo prende spesso il sopravvento)…
Siamo arrivati a destinazione a metà mattinata e dopo aver trovato agevolmente parcheggio (non a pagamento) in una viuzza laterale del centro, ci siamo diretti verso la zona pedonale che conduce al Duomo.
Abbiamo passato la mattinata girovagando per le strade della città e, a malincuore, stando a debita distanza delle mostre di Mirò e Garofalo, le quali sì, attiravano molto la nostra fame del bello e della cultura, ma che presentavano file chilometriche di almeno un paio d’ore…
Nel nostro beato passeggiare, cullati da una giornata primaverile che migliore non avremmo osato sperare, il mio occhio attento ed inquisitore scrutava le insegne di ristoranti e trattorie, alla ricerca del luogo ove riposare le stanche membra ed affaticare le fameliche fauci.
A dire il vero come ogni recensore che si rispetti avevo fatto una ricerca su GM e mi ero mentalmente segnato una serie di locali papabili.
Arrivati al dunque i contendenti erano rimasti due: l'"Osteria della Campana" locale che si trova nel giardinetto interno di un bel palazzo del centro che aveva l’appoggio della mia signora e l’“Hostaria Savonarola”, che già dopo la splendida recensione di Kava godeva delle mie preferenze, le quali erano addirittura aumentate dopo aver intravisto dall’ingresso quella splendida pertica sovrastante il bancone a cui era appeso ogni ben di dio.
Quando ormai la mia battaglia in favore del povero Savonarola sembrava perduta, scorgo nel vicolo che costeggia il Duomo un’insegna gialla che da lontano aveva tutta l’aria di essere “mangereccia”. Convinco la mia controparte a dare un’occhiata ed arrivati davanti all’insegna leggiamo: AL BRINDISI.
Nonostante i tavoli fuori fossero tutti occupati, incuriositi diamo un’occhiata al menù esposto e trovandolo interessante entriamo.
All’interno ci troviamo in una piccola sala con alla destra il bancone ed alla sinistra un muro di bottiglie di vino catalogate per nazione o regione; non saprei come definirlo, ma la stanza sa di vecchio, ma non quel vecchio triste e smunto, un vecchio vivo che ti dà l’impressione di avere mille storie da raccontarti.
Uno scambio di sguardi e capiamo subito chi ha vinto la sfida per il pranzo.
Dietro al bancone vi sono tre ragazzi, mi avvicino a quello che ha l’aria da capo e gli chiedo quanto c’è da aspettare per un tavolo da due. Mi risponde che ci vorrà mezz’oretta. Gli dò il mio nome dicendogli che nel frattempo andiamo a fare una passeggiata, ma mi sento rispondere che non prendono prenotazioni; se vogliamo il tavolo dobbiamo stare lì, e magari anche in bella vista x evitare di farci sorpassare…
Un attimo di sgomento ci sorprende, Mirò non ha meritato che aspettassimo in piedi per lui, può questo locale valere tanto? La mia morosa non è molto convinta, ma vedendomi preso dal posto mi asseconda e decidiamo di aspettare.
La decisione è saggia, primo perché in realtà abbiamo aspettato poco meno di un quarto d’ora; secondo perché durante l’attesa un foglio sul bancone attrae la nostra attenzione e prendendolo tra le mani le parole che leggiamo sono esattamente queste:
“Da il Guinness dei primati: L’osteria più antica è l’enoteca “Al Brindisi” di Ferrara, in origine “Hostaria del Chiuchiolino”. La prima documentazione scritta risale al 1435, anno in cui l’osteria era già famosa. Tra i personaggi illustri che la frequentarono figurano Benvenuto Cellini, Tiziano Vecellio, Ludovico Ariosto e Torquato Tasso.
Nel XV secolo esisteva l’antica “Hostaria del Chiuchiolino” (da ciuc, ubriaco) ove i buongustai si recavano a bere in barca, trovandosi il luogo in una piccola insenatura o “gorgo” creato da uno scolo dell’acqua piovana: da qui l’antico nome di “via Gorgadello”. Nel primo piano del fabbricato, sopra l’attuale enoteca, sopraelevato dall’architetto urbanista Biagio Rossetti, compì gli studi Niccolò Copernico, laureatosi a Ferrara nel 1503. Nel 1973 in occasione del quinto centenario della nascita di Niccolò Copernico, il Card Primate di Polonia Wiszinsky fu accompagnato a Ferrara da Karol Wojtyla, indimenticato pontefice, e per visitare i locali abitati dall’illustre polacco passarono attraverso l’enoteca.”
Dopo una divagazione forse un po’ eccessiva vado a scrivere quello per cui tutti state leggendo.
Non appena il tavolo si libera un solerte e gentilissimo cameriere ci fa accomodare. Entriamo nella sala sulla sinistra ed anche questa rispecchia l’età del locale. Vi sono pareti di bottiglie il cui anno di imbottigliamento è diventato illeggibile, una miriade di oggetti che hanno visto parecchi lustri ed una collezione di mignon di liquori impressionante.
La tavola è spessa e di legno, rettangolare apparecchiata con tovagliette in carta gialla e con due panche ai lati in cui si potrebbe stare tranquillamente in quattro, noi in due siamo larghi e comodi.
Avendo avuto il tempo per decidere siamo già preparati ed ordiniamo al cameriere due menù degustazione.
La mia dolce metà ordina il “menù del viaggiatore”, che consiste in antipasto di salumi locali, cappellacci di zucca con ragù, salama da sugo ferrarese con purea di patate e dolcetti tipici; ad ogni portata è abbinato un calice di vino del bosco Eliceo.
Io opto per il “menù della tradizione” che prevede, pasticcio di maccheroni alla ferrarese, salama da sugo e panpapato. Anche alle mie portate sono abbinati i relativi calici di vino.
Ci siamo divisi l’antipasto di salumi che accompagnati a dell’ottimo pane ferrarese hanno fatto una egregia figura; anche se io, essendo membro onorario de “La Compagnia dello Spertico” (mio padre è uno dei membri fondatori), sono abituato ad un salame all’aglio di qualità decisamente superiore!
Il calice per l’antipasto prevedeva un vino bianco fermo e leggermente aromatico.
Per i primi ci hanno servito un rosso leggero (niente di eccezionale); il mio pasticcio era ottimo ed anche Isabella è rimasta soddisfatta dei suoi cappellacci.
Finalmente è poi giunta a tavola la vera ragione per cui mi ero spinto così lontano da casa…la Salama!
Io ho spazzolato la mia porzione in pochi secondi ma poi, dato che il sapore robusto e speziato non si trovava d’accordo col delicato palato della mia accompagnatrice, mi è toccato di ripulire anche il suo piatto. Buona buona, anche se ad essere sincero devo ammettere di averne mangiate di migliori.
Il calice che accompagnava i secondi era un rosso decisamente più vigoroso, ma che andava giù come acqua in compagnia di pietanze tanto saporite.
Dolci: io non amo il panpapato, ma questo è decisamente il migliore che io abbia mai assaggiato. I dolcetti tipici niente da ricordare. Una menzione speciale la voglio invece fare al vino che ci è stato presentato in abbinamento: fragolino. Ma non quel liquore un po’ insulso fatto con le fragole, questo era vino fatto con l’uva-fragola!
Io non sono un gran bevitori di vini dolci, quindi non lo possa di certo annoverare tra i miei preferiti e mentirei se dicessi che ho finito il mio calice, ma era veramente buono. Sarà forse che mio nonno aveva nell’orto una piccola vite di uva-fragola e che quindi il dolce del vino si è mischiato con la dolcezza dei ricordi passati.
Ultima annotazione prima della spesa e del giudizio finale è per il cameriere: veloce, gentile, ma mai invadente. Veramente un ottimo servizio.
Spesa totale 43euro!!! Rispettivamente 25 per il menù del viaggiatore e 18 per quello della tradizione.
Considerato dove si trova, la sua storia, quello che abbiamo mangiato e bevuto direi veramente un ottimo prezzo.
Non avendo provato il menù alla carta e testato accuratamente la cantina non me la sento di dare cinque cappelli, ma è decisamente più che consigliatissimo!!!
Consigliatissimo!!
Non avendo voglia nè di svegliarci troppo presto, né di fare troppi chilometri la scelta è ricaduta su Ferrara, la splendida capitale degli Estense, seconda in bellezza tra le città del Ducato solo a Modena…(scusate ma il mio campanilismo prende spesso il sopravvento)…
Siamo arrivati a destinazione a metà mattinata e dopo aver trovato agevolmente parcheggio (non a pagamento) in una viuzza laterale del centro, ci siamo diretti verso la zona pedonale che conduce al Duomo.
Abbiamo passato la mattinata girovagando per le strade della città e, a malincuore, stando a debita distanza delle mostre di Mirò e Garofalo, le quali sì, attiravano molto la nostra fame del bello e della cultura, ma che presentavano file chilometriche di almeno un paio d’ore…
Nel nostro beato passeggiare, cullati da una giornata primaverile che migliore non avremmo osato sperare, il mio occhio attento ed inquisitore scrutava le insegne di ristoranti e trattorie, alla ricerca del luogo ove riposare le stanche membra ed affaticare le fameliche fauci.
A dire il vero come ogni recensore che si rispetti avevo fatto una ricerca su GM e mi ero mentalmente segnato una serie di locali papabili.
Arrivati al dunque i contendenti erano rimasti due: l'"Osteria della Campana" locale che si trova nel giardinetto interno di un bel palazzo del centro che aveva l’appoggio della mia signora e l’“Hostaria Savonarola”, che già dopo la splendida recensione di Kava godeva delle mie preferenze, le quali erano addirittura aumentate dopo aver intravisto dall’ingresso quella splendida pertica sovrastante il bancone a cui era appeso ogni ben di dio.
Quando ormai la mia battaglia in favore del povero Savonarola sembrava perduta, scorgo nel vicolo che costeggia il Duomo un’insegna gialla che da lontano aveva tutta l’aria di essere “mangereccia”. Convinco la mia controparte a dare un’occhiata ed arrivati davanti all’insegna leggiamo: AL BRINDISI.
Nonostante i tavoli fuori fossero tutti occupati, incuriositi diamo un’occhiata al menù esposto e trovandolo interessante entriamo.
All’interno ci troviamo in una piccola sala con alla destra il bancone ed alla sinistra un muro di bottiglie di vino catalogate per nazione o regione; non saprei come definirlo, ma la stanza sa di vecchio, ma non quel vecchio triste e smunto, un vecchio vivo che ti dà l’impressione di avere mille storie da raccontarti.
Uno scambio di sguardi e capiamo subito chi ha vinto la sfida per il pranzo.
Dietro al bancone vi sono tre ragazzi, mi avvicino a quello che ha l’aria da capo e gli chiedo quanto c’è da aspettare per un tavolo da due. Mi risponde che ci vorrà mezz’oretta. Gli dò il mio nome dicendogli che nel frattempo andiamo a fare una passeggiata, ma mi sento rispondere che non prendono prenotazioni; se vogliamo il tavolo dobbiamo stare lì, e magari anche in bella vista x evitare di farci sorpassare…
Un attimo di sgomento ci sorprende, Mirò non ha meritato che aspettassimo in piedi per lui, può questo locale valere tanto? La mia morosa non è molto convinta, ma vedendomi preso dal posto mi asseconda e decidiamo di aspettare.
La decisione è saggia, primo perché in realtà abbiamo aspettato poco meno di un quarto d’ora; secondo perché durante l’attesa un foglio sul bancone attrae la nostra attenzione e prendendolo tra le mani le parole che leggiamo sono esattamente queste:
“Da il Guinness dei primati: L’osteria più antica è l’enoteca “Al Brindisi” di Ferrara, in origine “Hostaria del Chiuchiolino”. La prima documentazione scritta risale al 1435, anno in cui l’osteria era già famosa. Tra i personaggi illustri che la frequentarono figurano Benvenuto Cellini, Tiziano Vecellio, Ludovico Ariosto e Torquato Tasso.
Nel XV secolo esisteva l’antica “Hostaria del Chiuchiolino” (da ciuc, ubriaco) ove i buongustai si recavano a bere in barca, trovandosi il luogo in una piccola insenatura o “gorgo” creato da uno scolo dell’acqua piovana: da qui l’antico nome di “via Gorgadello”. Nel primo piano del fabbricato, sopra l’attuale enoteca, sopraelevato dall’architetto urbanista Biagio Rossetti, compì gli studi Niccolò Copernico, laureatosi a Ferrara nel 1503. Nel 1973 in occasione del quinto centenario della nascita di Niccolò Copernico, il Card Primate di Polonia Wiszinsky fu accompagnato a Ferrara da Karol Wojtyla, indimenticato pontefice, e per visitare i locali abitati dall’illustre polacco passarono attraverso l’enoteca.”
Dopo una divagazione forse un po’ eccessiva vado a scrivere quello per cui tutti state leggendo.
Non appena il tavolo si libera un solerte e gentilissimo cameriere ci fa accomodare. Entriamo nella sala sulla sinistra ed anche questa rispecchia l’età del locale. Vi sono pareti di bottiglie il cui anno di imbottigliamento è diventato illeggibile, una miriade di oggetti che hanno visto parecchi lustri ed una collezione di mignon di liquori impressionante.
La tavola è spessa e di legno, rettangolare apparecchiata con tovagliette in carta gialla e con due panche ai lati in cui si potrebbe stare tranquillamente in quattro, noi in due siamo larghi e comodi.
Avendo avuto il tempo per decidere siamo già preparati ed ordiniamo al cameriere due menù degustazione.
La mia dolce metà ordina il “menù del viaggiatore”, che consiste in antipasto di salumi locali, cappellacci di zucca con ragù, salama da sugo ferrarese con purea di patate e dolcetti tipici; ad ogni portata è abbinato un calice di vino del bosco Eliceo.
Io opto per il “menù della tradizione” che prevede, pasticcio di maccheroni alla ferrarese, salama da sugo e panpapato. Anche alle mie portate sono abbinati i relativi calici di vino.
Ci siamo divisi l’antipasto di salumi che accompagnati a dell’ottimo pane ferrarese hanno fatto una egregia figura; anche se io, essendo membro onorario de “La Compagnia dello Spertico” (mio padre è uno dei membri fondatori), sono abituato ad un salame all’aglio di qualità decisamente superiore!
Il calice per l’antipasto prevedeva un vino bianco fermo e leggermente aromatico.
Per i primi ci hanno servito un rosso leggero (niente di eccezionale); il mio pasticcio era ottimo ed anche Isabella è rimasta soddisfatta dei suoi cappellacci.
Finalmente è poi giunta a tavola la vera ragione per cui mi ero spinto così lontano da casa…la Salama!
Io ho spazzolato la mia porzione in pochi secondi ma poi, dato che il sapore robusto e speziato non si trovava d’accordo col delicato palato della mia accompagnatrice, mi è toccato di ripulire anche il suo piatto. Buona buona, anche se ad essere sincero devo ammettere di averne mangiate di migliori.
Il calice che accompagnava i secondi era un rosso decisamente più vigoroso, ma che andava giù come acqua in compagnia di pietanze tanto saporite.
Dolci: io non amo il panpapato, ma questo è decisamente il migliore che io abbia mai assaggiato. I dolcetti tipici niente da ricordare. Una menzione speciale la voglio invece fare al vino che ci è stato presentato in abbinamento: fragolino. Ma non quel liquore un po’ insulso fatto con le fragole, questo era vino fatto con l’uva-fragola!
Io non sono un gran bevitori di vini dolci, quindi non lo possa di certo annoverare tra i miei preferiti e mentirei se dicessi che ho finito il mio calice, ma era veramente buono. Sarà forse che mio nonno aveva nell’orto una piccola vite di uva-fragola e che quindi il dolce del vino si è mischiato con la dolcezza dei ricordi passati.
Ultima annotazione prima della spesa e del giudizio finale è per il cameriere: veloce, gentile, ma mai invadente. Veramente un ottimo servizio.
Spesa totale 43euro!!! Rispettivamente 25 per il menù del viaggiatore e 18 per quello della tradizione.
Considerato dove si trova, la sua storia, quello che abbiamo mangiato e bevuto direi veramente un ottimo prezzo.
Non avendo provato il menù alla carta e testato accuratamente la cantina non me la sento di dare cinque cappelli, ma è decisamente più che consigliatissimo!!!
Consigliatissimo!!
Let's Go!
Edible Type Respect for food.
Enoteca Al Brindisi By intrepidfork on October 1, 2007 9:09 PM | Permalink | Comments (0) | TrackBacks (0) :: Ferrara
Enoteca al Brindisi, located in a spot that has been serving up la cucina ferrarese since at least 1435, claims to be l’osteria più antica nell mondo. (Another interesting historical note: Copernicus apparently lived in the upstairs apartment while studying at the local university.) Kevin and I sat right across the table from one another, and, oddly, it was almost as if we were at two totally different restaurants. He ordered one of the fixed price menus, the "tradizionale,” which included a local wine matched to each course; while I ordered a la carte and took a (non-local) wine recommendation from our waiter. My meal was to die for, while Kevin’s meal was...forgettable. Neither of us cared too much for the ferrarese specialty salamina da sugo, essentially salami boiled in water for 5 hours and then served thinly sliced. The waiter told us that one of the local wines Kevin tried “nasce qui e muore qui” – in other words, no one outside of Ferrara drinks it. We thought there was good reason for this. I, on the other hand, enjoyed a totally delightful plate of cappellacci di zucca, little “hats” stuffed with pumpkin and tossed in melted butter and fresh sage, accompanied by a knockout Sicilian white wine, “Bidis” by Valle Dell’Acate (a blend of chardonnay and inzolia grapes). I would definitely go back to Al Brindisi – being sure to stick with la carta and to avoid those very...interesting local wines.
Enoteca Al Brindisi
Via degli Adelardi, 11, Ferrara
Enoteca al Brindisi, located in a spot that has been serving up la cucina ferrarese since at least 1435, claims to be l’osteria più antica nell mondo. (Another interesting historical note: Copernicus apparently lived in the upstairs apartment while studying at the local university.) Kevin and I sat right across the table from one another, and, oddly, it was almost as if we were at two totally different restaurants. He ordered one of the fixed price menus, the "tradizionale,” which included a local wine matched to each course; while I ordered a la carte and took a (non-local) wine recommendation from our waiter. My meal was to die for, while Kevin’s meal was...forgettable. Neither of us cared too much for the ferrarese specialty salamina da sugo, essentially salami boiled in water for 5 hours and then served thinly sliced. The waiter told us that one of the local wines Kevin tried “nasce qui e muore qui” – in other words, no one outside of Ferrara drinks it. We thought there was good reason for this. I, on the other hand, enjoyed a totally delightful plate of cappellacci di zucca, little “hats” stuffed with pumpkin and tossed in melted butter and fresh sage, accompanied by a knockout Sicilian white wine, “Bidis” by Valle Dell’Acate (a blend of chardonnay and inzolia grapes). I would definitely go back to Al Brindisi – being sure to stick with la carta and to avoid those very...interesting local wines.
Enoteca Al Brindisi
Via degli Adelardi, 11, Ferrara
Luther Blisset "Q"
...a pagina 560/561.....
Girolamo de Michele-con la faccia di cera-
....a pag.161....contraccambio i ringraziamenti!!!!!